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viernes, 15 de julio de 2016

Slow Season : entre las arenas de Damasco, California y Kashmir


Ya por nuestros oídos se habían dejado escuchar este cuarteto originario de Visalia, California, pero lo que hoy se ha publicado simplemente es para sacudir la tierra y abandonar este plano de la realidad. Sonido estereofónico que logra ocupar todo el horizonte sonoro posible hasta sumergirnos en su impresionante abismo. Aquí está entre nosotros el sorprendente tercer disco de Slow Season: Westing.

En ocasiones anteriores hemos escrito sobre distintas bandas que toman el ejemplo sonoro de Led Zeppelin para crear nuevas maravillas, como ha sido el caso de Barbarian Overlords, Mad Shadow y los primeros discos de Rival Sons. Dentro del mismo apartado podemos incluir a Slow Season gracias a lo hecho en su álbum debut de 2012 (mismo que fue re-editado a finales de 2015) y en Mountains de noviembre de 2014; pero en este julio de 2016, la banda nos presume su Westing, álbum que retoma las figuras directas de la guitarra de Jimmy Page, la perfecta compañía y puntería en los tonos graves de John Paul Jones, la fuerza y los juegos rítmicos de John Bonham y hasta la potencia vocal y el sentido melódico de Robert Plant.


Sin embargo, lejos de lo que podríamos esperar, el tercer disco de Slow Season no es una copia del zeppelin de acero, un fusil de la máquina que sentó las bases del hard rock. El cuarteto californiano retoma el sentimiento blusero, la fuerza del heavy metal y la magia del tan amado oriente medio por la dupla Page-Plant para crear un disco lleno de pasajes desbordantes de buena música, rock sincero y excelente interpretación, una muestra de que todavía se puede crear maravillosas melodías llenas de fuerza bruta, sexual y delirante.

Daniel Rice en la voz y guitarra acompañamiento, David Kent en la guitarra principal, Hayden Doyel en el bajo y Cody Tarbell en la batería se metieron al estudio móvil de Double Wide Studio ubicado en unos terrenos de algodón en descanso de su natal Visalia para escribir, grabar, mezclar y producir ocho temas entre enero y febrero de 2016. Una vez terminado el material, Slow Season lo envió a masterizar con su técnico de cabecera, el experimentado Eric Oberthaler (miembro de The Residents y productor de gente como Sons of Huns, Spelljammer, Electric Citizen y Mondo Drag). Así es como rápidamente que en este julio de 2016 tenemos en las manos el Westing, por medio de la distribución de Riding Easy Records.


Según lo que podemos leer en la reseña que nos presenta la propia disquera, Westing nos habla de la pérdida de inocencia y cómo la triada avaricia-poder-violencia provoca la injusticia entre los hombres. A través de la historia de un individuo sin nombre, se narra la encrucijada donde éste se encuentra entre las diferentes lealtades ideológicas y religiosas frente a su identidad social. Creencia e ignorancia se funden en una senda que obliga a tomar decisiones, a cerrar posibilidades y a negar las oportunidades.

Quizá el clímax de esta narración sea "Damascus", pieza central del disco que sitúa a un viajero ante la Ciudad del Jazmín mientras queda cegado ante el nacimiento de un nuevo sol, una revelación que le solicita que se levante y continúe. La sangre permanece en las manos, la tierra ocre sigue llorando sobre la inocencia de sus hermanos; sin embargo, el viajero no se puede resistir ante el llamado de su fe, aquel que trae a sus espaldas la maldad, la negación y la muerte. Entre la alabanza y las leyes morales, el hombre es seducido por la lógica por la cual muchos han caído y otros se han levantado, por la promesa del sacrificio propio para que otros sean salvados. Ahora el hombre se siente elegido para navegar sobre la sangre derramada y montarse sobre la bestia, está convencido que lo que ha visto es la segunda venida de su Señor y que debe cumplir su mandato: todo deberá ser quemado para mantener su voluntad y sus enseñanzas.


Una guitarra ahogada en fuzz retumba en las bocinas mientras una batería Ludwig juega con el hi-hat y golpea sin piedad la tarola y el bombo. La voz entona una melodía sobre la fe y la encrucijada entre el bien y el mal donde el hombre queda en medio; y a momentos, ese canto queda abandonado ante la soledad del desierto, un clamor que muestra al individuo solo con sus decisiones. El bajo acompaña el riff de la guitarra con la intención de crear profundidad en el sonido, logrando que la integración de los instrumentos sea cruda, directa e impresionante. De la nada, un mágico solo de guitarra Gibson Les Paul explota en nuestros oídos sin remedio, hipnotizando con su sonido y sorprendiendo con su ejecución... En pocas palabras, "Damascus" lleva la pesada psicodelia de regreso al cosmos y lo  termina aterrizando en el infierno interno del hombre.


A pesar del poco tiempo de gestación que tuvo el Westing, esta placa no es un disco hecho al vapor. Al contrario de lo que se podría esperar, el tercer disco de Slow Season es un disco con una línea conceptual que termina por redondear la maravilla de su sonido, mismo que tampoco termina siendo una repetición sin fin de la misma fórmula. Los diferentes colores que podemos escuchar en cada track logran que la producción sea una obra bien balanceada y fácil de digerir aunque su temática sea una bomba ideológica sobre el hombre, la sociedad y el enfrentamiento entre creencias. Sin temor a equivocarnos, uno de los mejores discos del 2016 que dará mucho de qué hablar y que será necesario escucharlo una y otra vez...


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